En El Salvador recién inició el año escolar 2016 para el sistema público y privado. Para muchos niños y adolescentes no hay nada más emocionante que el primer día de clases, pero para otros, no es más que una pesadilla.
En ocasiones, esto se debe a la personalidad de los compañeros que nos rodean o al tipo de estudiante que seamos nosotros. Independientemente de ello, hay un listado que no falla, pues en todos los salones hay uno así. Aquí te los enumeramos; con más de alguno te sentirás identificado.
La llorona
Por lo general es una niña, pero en algunos casos este título también le cala a la perfección a más de un varón. Se queja de las bromas insignificantes que le hacen sus compañeros y constantemente termina llorando, poniendo queja o reclamándoles en papel de víctima. Esto solamente hace que los demás quieran continuar riéndose a costa de su reacción.
El deportista
No hay recreo que no salga con su pelota de fútbol o basketball directo a la cancha. Casi siempre se sienta cerca de la puerta y escapa a caerse cuando suena la campana. Sí, también es típico que regrese empapado en sudor al salón cuando finaliza el receso.
El que hace bullying
Le encanta mostrar superioridad ante los demás y aunque en realidad sea muy débil, las burlas son su forma de ocultarlo. A veces se le pasa la mano, pero casi nunca va a parar adonde el director, porque todos le temen.
El callado
No se lleva con nadie ni opina en clases. Algunos apenas y conocen su nombre. Durante los recreos se sienta solo en una esquina a escuchar música. Sus compañeros siempre apuestan que el día que abra la boca, no será por gusto.
El nerd
Siempre obtiene las mejores calificaciones y no resulta extraño que se queje si se saca menos de 10 en alguna evaluación. Los docentes siempre lo ponen de ejemplo a seguir y por lo general es el escogido para el cuadro de honor y los actos escolares. Hay dos tipos de nerd: el buena onda que te ayuda si no sabes algo, y el egoísta, que incluso te explica mal la información porque solo él quiere salir bien.
La fresa
Desde pequeña era la más coqueta del salón y cuando se convirtió en adolescente no podía faltarle su cosmetiquera en el pupitre. Por supuesto que no le importa que los maestros la cachen arreglándose en medio de una clase.
La que solo pasa cantando
Normalmente, cuando la maestra deja el salón el primer ruido que escuchas es una voz desafinada al fondo. Nadie le dice que canta feo y tampoco lo asume, así que busca cualquier oportunidad para practicar su canto.
El que tiene más dinero que los otros
Siempre hay uno que destaca por llevar los cuadernos más “chivos”, la mochila de moda, los lápices de color más caros, etc. Cuando necesitas algo y piensas en pedirlo prestado, siempre es la primera opción. Además, no hay nada más genial que reunirse en su casa para las tareas en grupo. Y por si fuera poco, siempre las cosas más ricas para comer en recreo.
El que se duerme en clase
No es extraño que de pronto vuelvas a ver y esta persona esté recostada en el pupitre o babeando su propio brazo. Por eso, su ubicación favorita son las filas de atrás y pegado a la pared.
El yoyo
También conocido como el ponededo. Suele ser el brazo derecho de los maestros y hace hasta lo imposible por quedar bien, informándoles de todo lo que acontece a sus espaldas. Siempre se sienta adelante, pero por supuesto que no por aprender. Es el primero en levantarse cuando piden que alguien borre la pizarra.
El artista
Sus dibujos son demasiado increíbles. Es el escogido para diseñar el mural del salón, los mapas, para decorar el día del maestro y del niño, entre otras peticiones.
El que siempre llega tarde
Esto es sinónimo de “el que nunca hace la tarea”. No solamente llega pasada la hora, además te pide que le prestes tus cuadernos para copiar los deberes diarios.
El popular
Suele ser el más guapo de todos y por el que las chicas babean. A veces no es muy aplicado, pues sabe que si necesita algo, cualquiera de sus secuaces estarán ahí para socorrerlo.
El gordito gracioso
Dicen que los gorditos siempre son muy amables y buena onda. Seguramente tú lo has comprobado con el de tu salón, porque nunca falta. Sus bromas son las mejor recibidas y siempre te sacan una carcajada.